¿Procrastinación? Revisa tus hábitos de estudio

¿Procrastinación? Revisa tus hábitos de estudio
29Mar 2025

Para tener una buena relación con el estudio es importante prestar atención al espacio físico, mental y emocional. Es lógico que una actividad a la que dedicamos tanto tiempo y energía tenga un impacto en nuestra salud física y mental. 

Higiene del estudio

La higiene del estudio hace referencia al establecimiento de hábitos y/o rutinas saludables que nos permitan aprovechar verdaderamente el tiempo de estudio y hacerlo lo más agradable y llevadero posible, adaptándolo a nuestros propios ritmos y necesidades. ¡Quédate hasta el final porque hablo de un hábito muy común y limitante: la procrastinación!

Te presento algunos tips para que revises tus hábitos, atendiendo a los diferentes entornos mencionados:

1. Entorno físico

    Con entorno físico, me refiero a lo material y corporal. Puede ser una buena forma de empezar, pues los cambios a realizar son concretos y pueden establecerse de manera más fácil o rápida.

    – Siéntate con tus necesidades fisiológicas cubiertas

    Ojo con el hambre y con la sed que son una excusa perfecta para levantarse y, además, de manera natural pueden generarnos cierta irritabilidad que nos impedirá concentrarnos. Planea momentos de descanso que incluyan beber líquido y tomar algún snack que te de energía, o la merienda o almuerzo de media mañana. 

    – Prepara tus mejores armas

    El lugar de estudio debe estar preparado con todo lo que necesites para el estudio (mochila, subrayadores, ordenador, etc.) para que puedas cogerlos sin necesidad de levantarte.

    – Elimina distracciones

    Elimina del entorno todo lo demás que no sea útil para el estudio y pueda distraerte, por ejemplo, bloqueando en el ordenador ciertas páginas como las redes sociales para que te recuerde que no es el momento de ponerte con ello. 

    – Pon límites a las interrupciones

    El lugar de estudio debe ser libre de interrupciones. 

    • En cuanto a lo virtual, adiós notificaciones y en la medida de lo posible ¡adiós móvil! Guárdalo en el cajón más recóndito o pídele a tu hermano o a tu amiga con la que vas a la biblioteca que te lo requise por un rato. 
    • Respecto a interrupciones físicas, puedes acordar con tu familia o las personas con las que convives horarios sin ruido o señales que signifiquen “no molestar” (por ejemplo, puerta cerrada o zapatos en el rellano). 

    Recuerda que tus obligaciones son tan importantes como (o más que) las necesidades y requerimientos de los demás.

    – Luz y temperatura

    La temperatura e iluminación deben ser adecuadas, adaptándote a tus preferencias y necesidades personales. Cuidado con el exceso de calor que da sueño. 

    – Postura adecuada

    Mesa y silla deben permitirte mantener una postura cómoda aunque no demasiado relajada. Para no terminar con dolores de cuello, si utilizas apuntes, hazte con un atril, lo agradecerás. Y si utilizas ordenador, procura alzarlo y que la pantalla quede a la altura de los ojos. Procura hacer estiramientos de cuello y hombros durante y después de largas jornadas de estudiohttps://www.youtube.com/watch?v=aOW9fND3lFc 

    – La cama para dormir

    ¡Ojo! No estudies en la cama, una postura tan relajada invita a mayores distracciones o al sueño. Además, es muy importante para la higiene del sueño. El lugar de dormir debe ser para dormir.

    2. Entorno mental

    Con entorno mental me refiero a la presencia de pensamientos y al nivel de descanso que puede limitar tu posibilidad para concentrarte. 

      – ¡Libera espacio mental! 

      Muchas veces nos distraemos porque tenemos preocupaciones o estamos “rumiando” (dándole vueltas a la cabeza) sobre algún tema, algo que ocurrió o algo que quizá ocurrirá. Estamos en el futuro o en el pasado y no podemos concentrarnos en la tarea del presente. 

      – El truco del almendruco: papel a mano. 

      Para liberar espacio mental, ten un papel cerca en el que anotes todo lo que aparece en tu mente durante el estudio, pero no puedes hacer ahora. Por ejemplo, “Tengo que poner la lavadora”, “Quiero preguntarle tal cosa a mi madre”, etc. Anota en ese mismo papel las dudas sobre los estudios que tengas que consultar a otra persona o al profesorado y hazlo al final del tiempo de estudio.

      – Descansa la mente

      La única forma de combatir la fatiga o cansancio mental es regular tu descanso, mejorar tus hábitos alimenticios, y ser consciente y consecuente con todas las tareas de estudio, ocio, cargas familiares y trabajo para no sobrecargarte física y mentalmente.

      3. Entorno emocional

      – Chequeo emocional

      Realiza un chequeo emocional previo, ¿quizá tengo necesidades importantes que necesito descargar para poder estudiar? No todos los días se puede dar el 100%. Ideas para “ventilar emocionalmente” o “soltar” lo que me pasa, las emociones que me invaden:

      • Ejercicio de “escritura automática” plasmando sobre el papel lo que me ronda.
      • Mandarle un audio o llamar a una persona de confianza para sacarlo.
      • Hacer algo de deporte o darme un paseo para resetear. 
      • Comenzar con unas respiraciones que me permitan rebajar mi activación y estar presente: https://www.youtube.com/watch?v=T9wpPmCoyAc

      – Atiende a tu motivación

      Usa estrategias para hacerte el estudio más sencillo, útil e incluso motivante. Si te gusta, por ejemplo, hacer los apuntes a colores o ver vídeos explicativos de la materia que estás estudiando, mientras te sirva para aprender y avanzar en tus estudios, ¡bienvenido sea!

      El gran enemigo del estudio: el hábito de la procrastinación

      La procrastinación o “dejarlo todo para después” puede convertirse en un hábito, pero ¿qué hay detrás de hacer esto?, ¿sientes que realmente tienes decisión sobre ello?, ¿qué tareas son las que más evitas?, ¿cuál es la verdadera razón de hacerlo? Quizá te identifiques con alguno de estos casos:

      • Temor al éxito: “Hacerlo bien implicaría nuevas y mayores exigencias, prefiero no destacar para no sentir la presión de ser buen estudiante”. 
      • Rechazo a la autoridad y resistencia a cumplir sus demandas: “Me obligan a estudiar cosas que no me interesan, no voy a darles el gusto, hacerlo es como darles la razón”.
      • Perfeccionismo: “Me niego a intentarlo si no puedo estar segura de un resultado perfecto”, “Si no es un 10 me sabe a suspenso, ¿para qué esforzarme?”. Conoce más en este artículo.
      • Baja tolerancia a la frustración: “Si no me sale, lo paso mal, prefiero evitar el mal rato no intentándolo”. 
      • Miedo a fracasar debido a la importancia o dificultad de la tarea: “¡Si fallo en este examen, mis padres me matarán!, ¡No soy buen estudiante!, ¡Nunca acabaré mis estudios!, ¡Nunca conseguiré un trabajo!”.

      ¿Te suena este discurso? Cuidado con la autocrítica porque nos puede alejar de nuestros objetivos más que acercarnos y aumenta los niveles de ansiedad. Reemplaza esas luchas internas de pensamientos por acciones (¡Siéntate y hazlo!). Es la única manera de avanzar y sentirte bien.

      Si el hábito de procrastinar tus tareas te pesa y te limita para conseguir tus objetivos académicos, quizá te vendría bien buscar la ayuda de alguien profesional. 

      En el próximo artículo, abordaré cómo estudiar de forma más eficaz, porque más no es mejor, y podemos perder la motivación por el camino.

      Para terminar, no te olvides de felicitarte por el trabajo realizado y de descansar adecuadamente, nada es más placentero ni más importante que cuidarte y reconocerte lo que haces por avanzar en tu camino. 

      ¡Olé tú!

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      Patricia Rivero

      Patricia Rivero

      Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.

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